jueves, 1 de septiembre de 2011

El arte siempre sale al rescate.


"El único medio de renovación consiste en abrir los ojos y contemplar el desorden. No es un desorden que quepa comprender. He propuesto que lo dejemos entrar porque es verdad".

Samuel Beckett

Hace unos cuantos años, cuando estudiaba en Rosario y hubo un festival de teatro fue la primera vez en mi vida que escuchaba hablar de Beckett, estaba como autor de la frase que cito arriba. La primera vez que la leí -detrás de un folleto con la programación de las obras de teatro- tuve una esspecie de premonición que una gran verdad se desplegaba en la frase aunque de momento no fuera capaz de entenderla en su totalidad. Fuimos con mi vieja a ver "Esperando a Godot", quizá la más conocida obra del autor; una trama en la cuál dos mendigos están esperando continuamente a alguien - ¿o algo?- que no aparece.
Es una tragicomedia de la condición humana en un mundo sin ley, ni Dios, ni sentido que Beckett imprimió en todas sus obras. Me impactó la visión del autor -pesimista pero valiente, con un humor negro y sórdido pero nunca renegando de la verdad -nunca esquivando el bulto- de la realidad que nos guste o no o sea incómoda o no de todas formas representa la verdad.
El lenguaje del irlandés, sobrio pero a la vez brillante quizá sea un reflejo de la propia personalidad de Beckett que tiene la magia de no dejar a nadie igual luego de haberlo conocido.

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